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GREEN DAY EN ARGENTINA: SHOW DEMOLEDOR E INOLVIDABLE

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Por Ezequiel Vallejos. “No hay un lugar que no quiera estar que no sea Argentina” dijo Billy Joe, poco antes de tirar su acorde de Good Ridance y cerrar una noche inolvidable, en donde deleitó con su banda a las más de treinta mil almas que coparon el estadio Vélez Sarsfield en agosto de 2022. Y hablamos de generaciones diferentes: por un lado, la vieja escuela, que escuchó sus primeros discos de los 90 y otra; muy diferente, que se gestó fuertemente con un llamativo fanatismo, tras la edición de la Ópera Punk como lo fue American Idiot en 2004. Ambos públicos coincidieron y fueron testigos de un show demoledor e inolvidable.

Tenemos que remontarnos a la gira despedida de los Ramones en River, para explicar el por qué tanta euforia y fanatismo por una banda punk. Porque Green Day produce eso: emoción y locura. Y el responsable en llevar esa bandera es el Sr Armstrong. Un maravilloso Front Man, excelso compositor y cantante. Y aquí vale la pena hacer una valoración: su voz está cada día mejor, su disfrute está en su punto máximo como si se tratara de un enérgico adolescente. No envejece, tiene 50 años, pero parece de 25. 

Durante el siglo XXI, Green Day fue bajando la duración de sus presentaciones en Argentina. Desde aquel 2010 en Costanera Sur en donde la cosa se les fue de los manos, se volvieron locos, no querían terminar y tocaron temas de toda su discografía, con una extensión total de tres horas. Hace cinco años también la agitaron bastante. En este 2022 bajaron la duración del concierto, dejando afuera material de sus últimos discos: Revolution Radio y Father Of All Motherfuckers. Tal vez fue consecuencia de la larga gira que comenzaron hace un tiempo por EEUU, Europa y se extendió a toda América del Sur para luego, retornar al viejo continente.

La velada arrancó puntual. Con Rapsodia Bohemia, la gente empezó a saltar y volverse loca. Lo mismo sucedió con el himno ramonero Blitzkireg Bop y la aparición del conejo borracho sobre el escenario. El compás de la bata continuó algunos segundos y por encima sonaron varios temas que compartían el ritmo. Finalmente llegó el momento tan esperado: los californianos que tanto amamos, apuntaron una vez más a nuestro corazón, esta vez con un repertorio de éxitos basados principalmente en Dookie y American Idiot. Aunque también algunos clásicos (imposible dejarlos afuera) de Insomniac y Nimrod. 

Idiota Americano, marcó la apertura. El pogo se desató y la gente coreaba cada estrofa de este gran tema. Siguieron Holiday y Know Your Enemy. Momento para que Billy elija al primer fanático para subir al escenario. Y la suertuda fue una chica, notablemente nerviosa sin entender lo que estaba viviendo. Tarareó como pudo la letra, pero no se lanzó al público ya que la distancia era peligrosa para su integridad física. Luego, sonó esa repetición divina de acordes en Boulevard, que disminuyó un poco (solo un poco) las pulsaciones del público presente. Llegó el momento de Longview; con ese inicio de bata creado por el genial Tré Cool sumado al demoledor bajo de Mike Dirnt y; Welcome To Paradise, otro clásico responsable de empujar a la banda al estrellato hace casi veinte años. Hitchin a Ride, el cover Rock And Roll Al Nite de Kiss, Brain Stew y St Jimmy completaron la mitad del repertorio. 

La Fender Stratocaster que tantas batallas resistió (como por ejemplo ese concierto de Woodstock 94 en donde recibió una gran cantidad de barro lanzada por el público), fue la encargada de hacer sonar los acordes del hermoso When I Come Around. Siguieron Waiting, 21 Guns y Minority. Esta última, una de las primeras composiciones que allá por el año 2000, situaron a la banda en una posición anti política que se profundizaría tiempo después con el descollante American Idiot.

El final se acercaba. Llegó el momento de marcar otra vez y para siempre, la vida de alguno de los fanáticos presentes. Billy gritó que necesitaba alguien que sepa tocar la guitarra y agregó que serían solo tres acordes. Como si eso fuera fácil, ja. Un chico de nombre Valentín fue el elegido y su performance en Knowledge realmente fue genial. No solo se notaba que era guitarrista, sino que se atrevió a tomar el micrófono y decirle a la banda unas lindas palabras en representación de todos los argentinos. Un capo. 

Los himnos fundamentales Basket Case y She desataron nuevamente el pogo. King For a Day acompañó la actuación humorística de un Billy Joe ya extasiado y el gran Saxo de Jason Freese fue la expresión fundamental para representar ese momento.

Cerrando ya un velada conmovedora e inolvidable, Wake Me Up When September Ends nos hizo vibrar el corazón. Tal vez el tema más auto referencial de Armstrong que habla de la pérdida de su padre. Su composición relata un momento muy triste en la vida del cantante. Dicho por él, un tema difícil de tocar, pero muy hermoso y necesario para sanar. 

La poesía en Jesus Of Suburbia y el bello Good Ridance (con Mike y Tré abrazando a Billy), pusieron el broche a una noche de oro. A esta altura no hay dudas que Green Day lleva con merecimiento la bandera Ramonera. Y vaya que están a la altura.