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Argentina, la nueva casa de los venezolanos

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Por Mauricio Gómez Buriticá. Cerca de 39 mil venezolanos han encontrado una nueva oportunidad de vida en la Argentina ante la crisis política y económica en su país.


“No ha sido fácil, fue como comenzar una nueva vida, pero lo peor de todo es que estoy aquí de cuerpo presente pero con mi pensamiento constante allá, donde están ellos -su familia-, padeciendo los horrores que implica vivir hoy en mi país”. Así lo relata Antonio Vélez, uno de los miles de venezolanos que, obligado por la situación socioeconómica de su país, llegó a radicarse en la Argentina.

Según estadísticas del Registro Nacional de las Personas, en la Argentina viven actualmente cerca de 38 mil 500 venezolanos. Solamente en lo que va del año, han sido más de 10 mil los que se han instalado en ciudades como  Córdoba, Rosario y Buenos Aires, entre otras.

Antonio tiene 27 años y tuvo que dejar su empleo como radiólogo en un hospital de su ciudad natal, Santiago de Los Caballeros, cuando decidió viajar a la Argentina hace poco más de un año.

Él, como muchos de sus compatriotas, ejerce en Buenos Aires un trabajo diferente al de su profesión, pero con el que puede ganar lo suficiente para vivir lejos de casa y enviarle a su familia cierta ayuda económica. “Yo trabajo como vendedor en un bazar, es algo raro porque nunca pensé que iba a trabajar en algo diferente a lo que estudié y mucho menos lejos de mi país, pero así lo quiso el destino”, expresó Antonio con cierta resignación.

Caso similar es el de Vanessa Urdaneta, una joven profesora de inglés que llegó a Buenos Aires hace tres años con la intención de probar suerte alejada de lo que ella denomina “la dictadura de Maduro”. Vanessa se desempeña como empleada del comercio en un local del microcentro porteño y los sábados trabaja para una empresa que traduce textos del inglés al español.

Cada día que pasa lejos de su país, es un día menos para el regreso, así lo piensa con desbordado optimismo: “Estoy segura que muy pronto se va a acabar el sufrimiento de los venezolanos, ‘no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista’, y tarde que temprano a Maduro le va a llegar su hora”, dijo.

La salida masiva de los venezolanos comenzó en 2013, año en el que asumió como presidente Nicolás Maduro y con quien se desencadenó la crisis social, política y económica que aún no cesa.

Para muchos, entre ellos Antonio y Vanesa, su regreso a Venezuela solo se contempla si se da un cambio de gobierno. “Yo no sé qué vaya a pasar, pero estoy segura que pase lo que pase no va a ser peor de lo que se ha vivido en los últimos años; así que solo espero que ese día de cambio llegue pronto, solo así pensaría en regresar”, manifestó Vanessa.

Antonio, por su parte, planea ir en algunos meses a visitar su familia, pero no piensa quedarse: “Me encantaría poder decir que mi viaje es para quedarme, porque eso significaría que las cosas cambiaron, pero la realidad es otra”.

Ha sido tal la magnitud de la inmigración venezolana, que la Argentina es el país que más recibe ciudadanos de esta nación después de Colombia, país fronterizo.

Según un informe de la Dirección Nacional de Migraciones, la presencia de venezolanos se triplicó en el último año y medio y se cree que a finales de 2017 habrá más de 50 mil radicados en la Argentina.

Las oportunidades laborales y de estudio, así como el buen trato recibido por parte de los argentinos, son algunos de los motivos por los cuales los venezolanos se sienten a gusto en este país.

“A mí me han tratado muy bien, la verdad es que los argentinos me han acogido de muy buena manera, no puedo quejarme de su hospitalidad”, expresó Julio Gómez, médico venezolano radicado en la Argentina desde el 2015, quien agregó: “siempre estaré agradecido por la solidaridad que hemos recibido los venezolanos, no es lo mismo que estar en casa, pero a mí, por lo menos, han tratado de hacerme sentir como si lo estuviera”.

Los casos de Antonio, Vanessa y Julio retratan perfectamente lo que representa para los miles de venezolanos radicados en la Argentina tener que vivir a cientos de kilómetros de su casa, viendo el sufrimiento de sus familias y aguardando con esperanza el día en que la difícil situación política, social y económica mejore para poder regresar al seno de sus hogares.

Por lo pronto, siguen pasando los días y siguen creciendo las estadísticas de los venezolanos que siguen llegando al país.