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ESTAFAS VIRTUALES: DEUDA POR PRÉSTAMOS QUE NO SE PIDEN

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Por Angel Rodríguez e Ignacio Mansilla. Durante la pandemia del Covid-19 la tecnología pasó a ser el eje fundamental de la vida de las personas, influyendo en todos los ámbitos. Hizo posible que todo fluya más rápido, se hicieron virtuales muchos contactos persona a persona, y también limitó el manejo de dinero físico. 

Comenzó a ser cada vez más común realizar muchas acciones desde la comodidad, o seguridad de tu hogar a través del celular o la computadora. En ese escenario de generalización tecnológica también apareció el denominado préstamo digital, o préstamo a un click, con DNI y la mayor flexibilidad. 

Pero esa flexibilidad facilitó estafas virtuales: y llevó a endeudarse a personas que nunca quisieron tener una deuda, que fue adquirida a partir de un préstamo otorgado, que nunca solicitaron, y del que no recibieron nada. Y de golpe descubren que de su caja de ahorros se debitan automáticamente las cuotas y las comisiones correspondientes al compromiso, que se realizó sin consentimiento alguno. Y por supuesto, el dinero del préstamo se lo lleva el estafador.

Así le ocurrió a varias personas. Todo se origina en la red social Facebook a través de Marketplace en donde el damnificado pUblica un artículo para la venta, recibe un mensaje de una persona (comprador/estafador) que se muestra demasiado interesado en el producto. Luego de varios mensajes solicita un CBU para poder realizar una transferencia y realizar la reserva del elemento. Pasan horas, hasta que nuevamente el estafador se comunica y manifiesta que su pareja envió más dinero de lo que correspondía, y pide que por favor le “devuelvan” fracción del monto depositado. Hecho que sí ocurre, dado que en la cuenta de la víctima se refleja el dinero mencionado. Al corroborarlo, de buena fé la vícitima procede a “devolver” y se queda solo con la parte de reserva acordada. Luego de esto, el supuesto comprador manifiesta que abonará el resto del precio del producto en efectivo, cuando lo retire. Hecho que nunca sucede.

Luego de unos días, la víctima ve en su caja de ahorros un débito desconocido. Es ahí cuando empieza a indagar y descubre que adquirió de manera no voluntaria y sin conocimiento, un préstamo otorgado de manera online. 

La víctima

El desconocimiento sobre la seguridad bancaria e informática y atento a su buena voluntad de concretar una venta, la persona brinda su CBU para que se le realice la reserva del producto en cuestión, hecho que parece inofensivo pero un elemento simple a través del cual le pueden ultrajar datos como el CUIL y entidad bancaria a la que pertenece, y así pueden solicitar un préstamo a su nombre. Pero el dinero pasa a un tercero, quedándose la víctima con la deuda.

El estafador

Es una persona que crea perfiles falsos de Facebook, y te contacta a través de teléfonos de la misma índole. Manipula a la víctima y ultraja sus datos para solicitar un préstamo. La plata la recibe el titular de la cuenta y por el engaño es éste quien le traspasa sin amenaza alguna el dinero al estafador. Luego de obtener el beneficio, elimina todo contacto y desaparece.

Préstamos que no se piden

La evaluación se hace en el momento, se inicia con el DNI, confirman nombre y apellido que aparece de manera predeterminada, como única opción, luego se confirma el banco de origen, el monto que se puede solicitar y se establece el modo de cobro. Todo se constata por el hecho de que la plata es depositada en la cuenta de la persona que se cree que lo solicita. Pero estos son datos que se pueden obtener con el simple hecho de poseer el CBU o Alias de una persona bancarizada.