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Recitarle a una pantalla: ciclos literarios en pandemia

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Por Ezqequiel Olasagasti y Tomás Mangonet. Da igual que sea viernes o lunes, pero hoy hay un plan, una salida sin moverse y a través de la pantalla del celular. Un ciclo literario grupal por videoconferencia. 

Hace un año, Mariela Quiroz, Brenda Quintero y Valentina Romero, organizadoras del ciclo literario “La Galera”, terminaban de preparar el escenario y los micrófonos. Paseaban entre las mesas donde la gente llegaba de a poco y esperaban que se llene el lugar, para anunciar al primer autor de la noche. Hoy esa rutina persiste, pero con los cambios y recaudos propios que puede llegar a generar el temita del coronavirus y la cuarentena. Esta vez, hay que chequear la cámara y que el router del Wifi no tenga una lucecita roja titilando, porque ya sabemos que cuando pasa esto seguramente tendremos problemas.

Seguidamente, llega la notificación a los distraídos: “@Ciclolagalera está transmitiendo en vivo”. En esta ocasión, el espectador no tiene que buscar una mesa libre, ya que se tira en su cama, sillón o silla favorita con el celu en la mano y todo listo. Del otro lado está Agustina D´marco, conductora en esta oportunidad, que deja el mate y pita un cigarrillo, que de estar en un bar o un centro cultural no podría hacerlo. El espectador no tiene el ruido de las mesas, solo el de su casa, los murmullos de la familia, el ladrido de los perros o los llantos de los nenes de los departamentos vecinos. Pero no hay problema, uno se puede poner los auriculares, extraerse y solucionamos el asunto. 

Los lectores llegan de a poco. Se suman al vivo de Instagram cuando les toca. Son parte de ese numerito de la parte superior derecha de la pantalla, como cuando eran parte del público entre las mesas. La pantalla se divide en dos para darles lugar a los autores. “¿Se escucha?”, “¿Se tilda?”, “Tengo mala conexión”, son los principales comentarios antes de comenzar a leer. En el ciclo de esta noche se presentan @kaarivera (Karina Vera), @revolucionycaos (Rocío Harumi), @porlosbuenosaires (Matías Roque) y @Gotasqueescriben (Agustina Garda). Es más fácil poner sus usuarios de Instagram para buscarlos después. Flotan con su color azul en la descripción. El formato Online tiene sus ventajas para los curiosos tímidos.

Las lecturas no tienen el mismo volumen, se entienden más o menos dependiendo de los caprichos del Wifi o la acústica de las casas. Se ven tras ellos paredes blancas, cocinas, camas a medio tender. La vida misma se les ve. No hay aplausos, solo el de la conductora, pero hay un cumulo de corazones de colores que se elevan por la esquina inferior izquierda de la pantalla, indicando satisfacción del público, y también hay emojis y felicitaciones que se leen en los comentarios.

El número de personas que sigue la transmisión siempre está en las dos cifras, aumenta en decenas en los picos, sube y baja de forma constante. Los que salen tienen el anonimato de su lado. No hay ruido de sillas o movimientos entre las mesas que anuncien la partida. También puede ser, de nuevo, el caprichoso wifi que los da de baja, debido que muchos vuelven a unirse al rato.

Los cortes del ciclo tienen que acoplarse a la cuenta regresiva de una hora que te brinda Instagram. Ese momento que usabas para ir a comprarte otra cerveza o salir a fumar sigue siendo igual; solo que ahora no hay mozos que te traigan el vaso a la mesa. 

Vuelve a llegar la notificación, “@ciclolagalera está transmitiendo”. Se acabó el momento de ir al baño, chequear WhatsApp o prepararte un fernet. Vuelven los que ven el ciclo desde lejos, desde otra provincia u otros países. Hay que tener en cuenta que esas personas no hubiesen podido escuchar a los escritores de no ser por este vivo. Vuelven también los no tienen que irse temprano porque el tren deja de pasar. “Nuestra idea es volver a los escenarios, a la gente, a compartir una cerveza”, dicen las organizadoras del ciclo. Pero también reconocen las ventajas que les brindó este formato para llegar a mucha más gente y poder conocer artistas nuevos que, de otra manera, no podrían invitar por las distancias. 

Agus vuelve a quedar sola en pantalla. Los corazones vuelan y número de personas se achica presintiendo el fin. El saludo final de la conductora es respondido en los comentarios. La fiesta tal vez siga en los Mensajes Directos y las historias de Instagram de la madrugada.