Copyrights @ Journal 2014 - Designed By Templateism - SEO Plugin by MyBloggerLab

,

La Biblioteca Nacional: el acervo de nuestra identidad

Share


Por Lucas Alzogaray y Valeria Berman. Era un lunes por la mañana previo a la pandemia, y otra jornada de investigación me llevaba al gran edificio de hormigón emplazado en el predio que va de Agüero a Austria. La Biblioteca Nacional Mariano Moreno es una obra que fue pensada para estar en comunión con el espacio verde y la botánica que lo rodea y que su presencia no incida negativamente en las tres hectáreas que ocupa. Como un gran Transformer, se apoya en cuatro patas que lo asemejan a un gliptodonte, así lo llamaba su creador, abajo están los tres subsuelos que alojan el depósito de libros y en la “panza” se alzan los siete pisos hacia arriba donde se encuentran las salas de lectura.

Historia

La historia del gliptodonte, data de tiempo atrás, en el mismo predio estuvo radicada la residencia presidencial de J.D. Perón, el palacio Álzaga Unzué, fue bombardeado en el año 1955 y posteriormente demolido. Luego el gobierno del presidente Arturo Frondizi destinó el predio por ley, en 1960,  para construir la Biblioteca.

El estudio del arquitecto Clorindo Testa, ganó el Concurso de licitación, sin embargo, se puso la piedra fundamental diez años después, en el año 1971. La construcción padeció todos los avatares de la política nacional, los gobiernos militares detenían el avance, mientras que los gobiernos democráticos lo impulsaban. De esta manera, se inauguró en el año 1991, toda la puesta en marcha se hizo, por razones políticas, contra reloj, formalmente comenzó a funcionar en el año 1993.

Perteneciente a una escuela arquitectónica llamada brutalismo, por el término francés béton brut, hormigón crudo, el gliptodonte fue inspirado en el trabajo del arquitecto suizo Le Corbusier, que tuvo su auge en las décadas del 50 y 70.

Una biblioteca no se define por ser sólo un archivo de libros

La gran fábrica de libros y cultura abre a las 7 a.m. y cierra a las 12 de la noche, alberga a más de ochocientos trabajadores y recibe desde temprano decenas de lectores, estudiantes o investigadores. 

En aquella oportunidad, para realizar mi tarea me dirigí al mostrador de referencia y me registré; el referencista me indicó el camino y mientras deambulaba por sus pasillos observé a los estudiantes que venían a leer o a estudiar en el silencio inspirador que el claustro ofrece. 

Sin embargo, la Biblioteca Nacional Mariano Moreno es mucho más que un archivo bibliotecológico, la biblioteca es un emblema de la cultura nacional y se destaca como un tesoro de sabiduría literaria, cuna de conocimientos, historia y devoción. Las bibliotecas nacionales son el acervo literario de un país, un patrimonio en textos, mapas y fotos. La identidad de un pueblo.

Visitas guiadas destinadas a colegios o delegaciones recorren los espacios de la mano de personal especializado de la biblioteca. Aquella mañana un contingente de niños de cuarto grado se paseaba por el gliptodonte haciendo estricto silencio. A un público que alcanza las mil ochocientas personas diarias, la biblio ofrece actividades que tienen que ver con la difusión de la lectura y el acercamiento del libro a los lectores, jornadas vinculadas al conocimiento de determinados autores o propuestas que apuntan a dinamizar el espacio, invita a investigadores trabajar en sus áreas específicas como la mapoteca, la hemeroteca, audioteca, o fototeca (archivo fotográfico). 

Adaptada a los tiempos digitales, cuenta con un sector especializado en la tarea de digitalizar obras, hay una cantidad de material que se ofrece en forma virtual de acuerdo a los derechos de autor de cada obra, por otro lado, la biblio tiene un canal propio en you tube, y un programa de radio que ya lleva 18 años cumplidos al aire, actualmente va por  radio nacional, lo sábados de 7 a 8 a.m.

Un Tesoro invaluable 

La más importante de la Argentina en cuanto al valor de los libros que alberga, desde 1810 recibió donaciones de San Martín y Belgrano e innumerables bibliotecas fueron donadas, además de lo que cada gestión logró adquirir. La última gran adquisición que llevó años de gestión, fue la biblioteca Bioy –Ocampo, un tesoro de valor incalculable e internacional, que posee obras que consultaba J.L. Borges, amigo de la familia. 

Un día en la Biblioteca Nacional es empaparse en la historia de la cultura argentina, reconocer los caminos en la gestión de Borges, director desde 1955 a 1973, honrar al escritor Paul Groussac, a quien le debemos la enorme labor de sistematizar el acervo y crear el Catálogo de la Biblioteca Nacional, y ser durante cuarenta cuatro años director de la Biblioteca Nacional.