Por Ignacio Celaya y Damián Gladstein. La cámara de Diputados vio desfilar, durante los últimos años, diferentes proyectos por una Ley de Talles con iniciativas que exigen que la ropa sea diseñada de acuerdo al Primer Estudio Antropométrico Nacional realizado por el INTI.
Existen en la actualidad 12 leyes provinciales, sin embargo, no se cumplen en su totalidad. Uno de los motivos expresados por los fabricantes es que no pueden cumplir con diferentes normas que cada una de esas leyes estipula, y por eso se hace muy difícil que esto sea efectivo.
Sin embargo, algunos diseñadores, off de record, admiten que el verdadero motivo es que no están interesados en que las mujeres con “determinados cuerpos” puedan utilizar su marca. ¿Es necesario someterse a dietas rigurosas sólo para poder vestirse como uno quiere?
Por una razón económica, pareciera que las grandes marcas no solo no quieren que determinadas personas con desfasaje de peso se vean vinculadas a su marca y puedan ser partícipes de la misma. Por lo tanto, que tampoco les es redituable desde los números, ya que la población afectada en su peso, es un porcentaje pequeño en relación a la media y a su vez dentro de ese pequeño porcentaje, incluso es menor la cantidad de personas que podrían acceder económicamente a las marcas de renombre.
Cabe destacar que las leyes de talles plantean - casi como generalidad – la incorporación de al menos entre siete y ocho talles y que sean generalizados; es decir, que el mismo talle sea para todo el país. Hay algunas provincias que utilizan un talle 42 y el mismo en otras es 46, lo que provoca confusión a la hora de comprar.
En 2013, el Senado le dio media sanción al proyecto de la senadora Roxana Latorre, pero no todas las provincias cumplen con esto, sobre todo las marcas más reconocidas de los shoppings. Estas cuentan con diferentes talles simbólicos y las empleadas admiten que, si bien tienen cinco talles, el más grande corresponde a un L o a lo sumo XL de las otras marcas.
El tema no sólo es desvelo de las mujeres más robustas; las muy delgadas también cuestionan que la ropa que les gusta les queda grande. Y para ampliar aún más esto, se sumaron hombres que no encuentran ropa en todos los talles.
El drama del “talle 44 chico”. Así lo llaman algunas mujeres, pero… ¿por qué sucede esto? ¿Las grandes marcas sólo venden para mujeres estilizadas? Qué pasa con los talles: 38, 40, 42, 44, 46 y 48 que deben tener los comercios y sin embargo no se cumple? ¿Las empresas prefieren las elevadas multas que se les impone antes de vestir gente que pueda arruinar su imagen como opina la gente que no consigue su número?