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Haití: el fútbol para aliviar una compleja realidad

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Por Eduardo Pérez Gutiérrez. La República de Haití es un país localizado en las Antillas, al occidente de la isla La Española y tiene una población de 10 millones de habitantes. Es la nación más pobre de América y las constantes crisis han marcado su historia. El territorio del país es sismológicamente activo y los numerosos terremotos han causado estragos en diferentes momentos. El último fue de 7 puntos en la escala de Richter y dejó 316.000 muertos y 350.000 heridos. 


Ya han pasado 8 años de aquel acontecimiento pero aún la situación es grave y las consecuencias muy notorias. “Son tantas las necesidades que tiene Haití que es necesario el trabajo continuado y durante mucho tiempo,” aseguró Santiago López, referente de la Cruz Roja, una organización que aún trabaja para la recuperación del país. 

Luis Carazas, periodista peruano, trabajó eventualmente para un canal infantil en ese país durante el terremoto. Relatar su experiencia requiere de una lucha constante contra el inconsciente que lo protege desde aquel día. Estuvo a punto de perder una de sus piernas a causa de las lesiones padecidas.

“El piso se movía como si fuera de agua, como formando ondas. No pudimos sostenernos más de pie y mientras caíamos al piso, caía también la pared de uno de los lados del edificio. Al desplomarse quedó sin apoyo una pared interior, la que nos cayó encima. Se levantó mucho polvo. Solo que como la pared exterior ya no estaba, el polvo salió por allí y nos dejó respirar, sino hubiéramos muerto asfixiados”, expresó Carazas. 

El desastre fue general, muchos países crearon campañas de colaboración y socorro. Año tras año el país sumergido en la pobreza luchó por la recuperación y su único refugio fue el fútbol. 

Aquella coronación en la Copa del Caribe 2007, le permitió advertir a todos los países de América que el fútbol haitiano estaba vivo, pero el desastre de 2010 eliminó todo lo hecho antes, y hasta destruyó el edificio de la Federación Haitiana de Fútbol, con su presidente adentro, quien logró sobrevivir. Con la ayuda del Gobierno del país, más la de un par de sponsors locales y la de la organización del evento, se sumaron unos dos millones de dólares para que la Selección de Haití participe en la Copa América Centenario 2016, uno de los logros más importantes de su carrera, junto a la clasificación del mundial de Alemania 1974.

Ver a “Les Grenadiers” (Los Granaderos), como llaman a su selección, participar en el mayor certamen continental de selecciones les dio una luz de esperanza, al menos como para sonreír en dos tiempos de 45 minutos.

Un ejemplo de superación

Wilfrid Macena, Makenson Pierre y Sandy Luiseme sufrieron la amputación de una pierna a raíz del terremoto. Pero el amor por el fútbol fue más fuerte, lejos de desanimarse por las limitaciones crearon un equipo llamado: “Zaryen” (“Tarántula” en haitiano) que juega en la capital, Puerto Príncipe. 

En enero de 2015, participaron en la ciudad de Roma en un partido contra un equipo local en conmemoración del desastre. El evento tuvo como objetivo recaudar fondos y donaciones para la reconstrucción de edificios y la ayuda a las primeras necesidades de los ciudadanos. Participaron las Cáritas de todo el mundo, así como la propia Santa Sede. Ellos fueron responsables de levantar las construcciones de edificios históricos y templos, además representaron un ejemplo para subir el ánimo de su país. 

En principio jugaron con muletas pero gracias los Caballeros de Colón, una sociedad de beneficios fraternales católica masculina, y la Universidad de Miami a través del Proyecto Medishare los tres jóvenes recibieron un plan de rehabilitación más una prótesis para poder llevar adelante una vida normal. 

Este proyecto contó con el aporte de 1,7 millones de dólares a través de médicos especialistas de MediaShare y de los Caballeros de Colón, con el cual se ejecuta el programa integrado por haitianos contratados para trabajar en la fabricación de prótesis y rehabilitación. Más de mil personas recibieron una prótesis, y alrededor de 30.000 los servicios de rehabilitación. 

Para los haitianos el fútbol es una escapatoria de la realidad que los persigue día a día, vestida de hambre y miseria. Con una pelota en sus pies, pudieron al menos gambetear a la muerte por un rato.